jueves, 16 de febrero de 2012

Memorias

Paseando por esas calles se me llena el corazón de una pena honda que no puede describirse con palabras, y mis ojos no paran quietos, intentando absorber todo lo que ven, tan conocido, tan cercano y a la vez tan lejos ya.

Me siento un momento, sola y tiritando, en 'el banco', aquel banco en el que tantas veces me senté y tantas y tantas veces intenté colar sin éxito una colilla en el agujero de la alcantarilla.

Y recuerdo con nostalgia que hace ya dos años que dejé de fumar. Nostalgia por la nicotina, por la libertad y por la vida que se me aparece a jirones paseando por esas calles.