El acto estuvo bastante bien, aunque con demasiado discurso: discurso del profesor Dani (suspiro), carta de discurso de un profesor ausente, discurso de nuestros amigos (entrañable, plagado de recuerdos y bromas), carta de discurso de Ramón García ( en la que por cierto nos recuerda que no hace falta comerse 5 años de carrera para salir en la tele, desde luego a mi me pareció casi una falta de respeto) y tras la entrega de las becas discurso de nuestro padrino en la graduación - yo diría que milésima opción para los que votaron candidato, después de Matías Prats, Gabilondo, los hermanos Milá y una larga lista de periodistas y no tan periodistas - el director del diario gratuito "20 Minutos"
Los presentadores, una chica y Roberto, el organizador, parecían salidos de una gala de los premios Goya, con guión, bromas y espectáculo.
Nadie se cayó al ir a recoger la beca, Roberto nos demostró que no era muy difícil poniéndose en mitad de la "gala" unos tacones rojos de vértigo y subiendo y bajando las escaleras, caminando como una auténtica modelo y haciéndonos lamentarnos a todo el público femenino de nuestra basta manera de andar con tacones.
LizaGARRA al ir a coger la beca, cómo no. Yo por supuesto fui a que me pusiera la beca Dani, la beca y dos besos en la mejilla, para acabar bien. Y otros dos besos le robé cuando fui a invitar a los profesores a la cena.
La cena buena, cara y divertida. Volaron migas de pan todo el tiempo, algunas más que migas parecían barras. Descubrimos por que el ataque de "Squirtel" (Pokemon) es tirar un chorro de agua. La "china" empezó ya a llorar, y varios de nosotros la imitaríamos más tarde y con unas cuantas copas más en el cuerpo.
El garito era en los bajos de Argüelles, ah (un "ah" con expresión de reflexión y algo de nostalgia, mirando hacia arriba y suspirando) ahí empecé yo a salir y terminé después de todo. Una noche desde luego para recordar - los que podamos - con un final muy muy emotivo, y es que casi inundamos los bajos de tanta lágrima.
Una cerveza para desayunar y poco a poco el bar se fue quedando vacío. La gente salía de mi vida y empezaba la suya. Esperé sentada a que todos se fueran porque no era capaz de irme y decir adiós.
Yo me quedé con los de siempre, el llamado "trío la-la-la" (a mí también me parece ridículo el nombre, no sé quién lo puso) Juan Pe, Nacho y yo, y alargamos la fiesta hasta las 14.30, hasta que estaba tan cansada que por fin no me importaba que el día acabase.
Ahora me olvidaré de vosotros un tiempo, hasta que pueda recordaros sólo sonriendo, sin que las lágrimas empañen los buenos momentos.
Os quiero mucho.