Hoy queridos amigos, vengo a hablaros de un muy extraño y exótico animal: Las lavadoras.
¡Pero si las lavadoras no son un animal, Paula! - Pensareis.
Puedo demostraros lo contrario. Y es que una de las características exclusivas de los animales es que se alimentan, y las lavadoras comen, amigos míos.
Son seres sedentarios, que se caracterizan básicamente porque tienen una maldad innata y por su glotonería. Esta combinación de cualidades hace que el componente esencial de su dieta mditerranea sean los calcetines.
El mayor anhelo de las lavadoras, al igual que el de los funcionarios, es el de desesperar a la raza humana. Las unas haciendo que emparejar calcetines sea una tarea digna de un maestro, los otros procurando que conseguir el formulario B-35 sea un imposible.
Por si no bastara este ejemplo como demostración del halo de maldad que rodea a estos animales (las lavadoras, no los funcionarios), reparemos en el hecho de que la única camiseta que siempre se destiñe es tu preferida. ¿Casualidad?. Yo diría que no.
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